Entre el estres interno y externo van apareciendo, los seres que en los dias de ajetreos siempre traen la quietud aunque sea por unos segundos, son esos seres con los cuales es posible ser uno mismo, esos que sin pensarlo ya están aqui, siempre un paso adelante de las palabras, de las risas y las lágrimas, esos, que yo llamo amigos.
¿Será Polanco? palabra arbitraria que designa cierto punto, cierta idea, algunos ideales y ciertamente algo de surrealismo, historia y futuro, mucho presente, y que a lo personal lleva a creer que existe un lugar de común acuerdo... es Polanco, donde todo ha sucedido, donde podría suceder tanto, que nos encontramos una vez más, tal vez en frenesí, tal vez alrededor de una taza de café, y en los movimientos silenciosos de la tierra, o del corazón.
Ahí están los amigos, a la orilla del parque, en la terraza, en la acera, en la sinagoga o en la iglesia, pero siempre coloreando los suspiros de paz en medio del estres de temporada, donde hoy como siempre he podido encontrar lo que esperaba, donde un abrazo o una mirada siempre encuentran el motivo, y donde al caminar, al aparecer de algún lugar, se divisan sus caminados especiales, sus atuendos característicos, y siempre una sonrisa al cruzar miradas otra vez.
Una fusión internacional, entre lo italiano, lo judío, lo católico y lo argentino, un toque de Francia, un acento regio, una groseria jalisquilla o el local chilango, entre todos siempre dando la nota a nosotros mismos, y de entre versos y sonetos, se van escribiendo los detalles, que si ser feliz fuera pecado, nos iríamos juntos al infierno... si, al infierno... pero siempre juntos.